Mientras las familias laguneras aprovechan para celebrar, Jaime ve oportunidades y entra en acción en búsqueda de ingresos para su hogar. Tiene 62 años y acompañado de su automóvil, un palo de madera y unas ganas enormes de no quedarse atrás, recorre cada fin de semana las quintas de Torreón, vendiendo globos y salvavidas.
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