Sí, el cielo despejado, el Sol brillante, el clima de renovación de la naturaleza, el cántico de los pájaros, el aroma de las flores... Y además, la ligereza de la ropa; todo, parece estar encaminado a exacerbar los sentidos, a despertar el amor y a avivar el erotismo.
Algunos especialistas asocian el clima de la primavera con los procesos biológicos internos que participan en la consumación del acto amoroso, algo que se ha comprobado en los animales.
Con el aumento de la temperatura, aducen, hay una mayor cantidad de estímulos, sobre todo visuales. Lo que capta la mirada -y la creación de imágenes fantasiosas- desencadena la actividad erótica e intensifican la pasión. Por ello, primavera y seducción van unidas.
Más enamoramientos
Para la ginecóloga argentina Silvina Wittis, "no es casual que se relacione a las poblaciones de las zonas tropicales con una mayor actividad sexual. Los climas cálidos favorecen la aparición de la primera menstruación, un proceso en el que intervienen estrógenos, andrógenos y progesterona", las hormonas que participan en la reproducción y en la libido, es decir, en el erotismo.
A su vez, la doctora Nélida Sakalik, psiquiatra especializada en relaciones de pareja, dice: "Es cierto que en primavera hay más enamoramientos, pero eso no significa que haya más amor". Y lo explica así: "Enamoramiento es el episodio narcisista en el que el sujeto busca y cree encontrar al objeto del deseo amoroso que construyó en su mente. A eso contribuyen el estallido de colores y olores, la mayor desnudez, la disminución de corazas y el buen ánimo que trae el buen tiempo.
"Amor, en cambio, es una situación no episódica, que se mantiene a través del tiempo más allá de las variaciones estacionales, en el que se juegan el compromiso, la tolerancia y la participación. En general -arriesga- los enamoramientos de primavera son fugaces e implican una cierta negación del otro porque el hombre y la mujer sólo se enganchan con la apariencia, con lo externo".
Respuesta sexual
"Cuando se inicia la primavera se incrementan las ventas de preservativos", asegura Felipe Kopelowicz, director de una empresa líder en la fabricación de estos adimículos "Se vende un 15 por ciento más que en el resto del año", dice.
María Victoria Bertolino, ginecóloga y obstetra especializada en sexualidad y reproducción, afirma que "el vínculo entre el medio físico-químico y la respuesta sexual ha sido estudiado en animales o in vitro y en algunos casos en humanos. Pero los factores ambientales sobre la sexualidad humana recién ahora son objeto de estudio de la biología".
"Aun así, sabemos que en la sexualidad los estímulos externos o internos, modulado por el Sistema Nervioso Central, desencadenan una cascada de cambios bioquímicos, hormonales y circulatorios. Es decir, una respuesta neurovasculohormonal que conducirá a la excitación psicológica y física", agrega la doctora Bertolino.
Los estímulos son señales acentuadas desde la primavera hasta el final del verano por la mayor exposición y sensualidad de los cuerpos. "Ingresan al organismo a través del tacto, el olfato, el gusto, la audición y la vista o de las fantasías y evocaciones", explica Bertolino.
De todos modo, como explica el médico andrólogo Sergio Mario Aszpis, "aunque en la mayoría de las especies las funciones sexuales se limitan a un período definido de fertilidad, en el hombre son continuas en el año".
Sin embargo, advierte, "numerosas evidencias de estados patológicos avalarían la existencia de una relación entre el ciclo de exposición a la luz, la glándula pineal y su neurohormona, la melatonina". Y cuenta que el hamster dorado es un buen modelo para investigar cómo los días cortos (invernales) inhiben la secreción de las hormonas gonadotrofinas (FSH y LH) probablemente actuando a nivel hipotalámico, lo que provoca que se detenga la producción de esperma y testosterona y que se disminuya la conducta sexual".
En este proceso es fundamental la intervención de la glándula pineal.
La pineal, explica este endocrinólogo especializado en sexualidad masculin, "convierte señales nerviosas en hormonales, informa de los cambios de iluminación para disminuir los niveles de melatonina en el día e incrementa la actividad sexual".
Al parecer, los cambios estacionales en la función reproductiva del macho no dependerían sólo de los ciclos de exposición de la luz. También influyen la temperatura y la disponibilidad de alimentos. "En el caso del hombre -aclara Aszpis- hay variaciones estacionales en la cantidad, movilidad y morfología de los espermatozoides y de las hormonas, y en la actividad sexual, aunque estas oscilaciones son menores". De todas maneras, un estudio reciente hecho en la Antártida por la Universidad de Chile demuestra que "existirían algunos individuos en los que la sincronización en la secreción de melatonina (inhibidora sexual) es más vulnerable a las variaciones de luz y oscuridad que en otros".
Con su mayor variedad de estímulos visuales, olfativos o auditivos, la primavera sí provocaría una mayor predisposición para impulsar la excitación psicológica. "Se origina en los niveles superiores del Sistema Nervioso Central e interviene en el mecanismo del coito.
Mecanismos similares ocurren en la mujer provocando una fase de deseo y otras de excitación, orgasmo y resolución", aporta Bertolino.
Las personas no son máquinas. El erotismo vive en la frontera de la naturaleza y lo sagrado, pero esta estación del año parecería proponer una traducción somática más libre del paisaje exterior.