Los trastornos somatomorfos son perturbaciones mentales caracterizadas por la presencia de síntomas físicos que sugieren una enfermedad, entre las cuales está el Síndrome de Münchausen, que tiene mayor presencia entre mujeres, cinco lo padecen por cada hombre.
La ansiedad y el misterio rodean a las víctimas del Síndrome de Münchausen, su desesperación por ser atendidos de dolor, ya sea de estómago, cabeza y/o hemorragias, los convierte en una amenaza para los servicios médicos, pues en realidad sus problemas son cosa de la mente.
Magali Pérez García, medico siquiatra del IMSS, asegura que los servicios de salud gastan mucho dinero en atender a estos pacientes, que son sometidos a exámenes y pruebas de laboratorio.
El camino equivocado se toma cuando una persona llega a consulta y manifiesta síntomas de dolor o una enfermedad, el médico comienza su trabajo, pero al final descubre que algo anda mal y no es físico. Muchas de las víctimas sufren realmente de depresión o ansiedad.
Mente insana
El Síndrome de Münchausen es conocido con ese nombre desde 1951, cuando el doctor inglés Richard Asher lo empleó para describir a pacientes que intencionadamente simulan enfermedades y fabrican evidencias, con el fin de recibir tratamientos médicos o quirúrgicos innecesarios.
Le dio el nombre para designar a quienes tienen tendencia a la exageración, similar a la del Barón de Münchausen, personaje de la literatura, quien tras participar en la guerra ruso-turca del siglo XVIII se dedicó a contar fantasiosas historias sobre sus proezas.
Los trastornos somatomorfos son perturbaciones mentales caracterizadas por la presencia de síntomas físicos que sugieren una enfermedad, entre las cuales está el Síndrome de Münchausen, que tiene mayor presencia entre mujeres, cinco lo padecen por cada hombre.
En un caso registrado en México: un hombre de mediana edad, que se quejaba de síntomas neurológicos, se presentó a un hospital y se le realizaron cuatro punciones lumbares, tomografías y tres resonancias magnéticas en el mes que estuvo internado.
A pesar de todos estos exámenes a los que fue sometido, no se descubrió ninguna enfermedad, pero se perdió tiempo y dinero al realizarle estudios de laboratorio que incluían biometría hemática, química sanguínea, exámenes de líquido cefalorraquídeo y perfil tiroideo.
Mal y de malas
La doctora Pérez García cuenta que es común que quienes sufren el Síndrome, al ser enviados al área de siquiatría piden ser dados de alta para tener una segunda opinión, “esto por el temor de ser descubiertos, pues saben que en realidad no están enfermos”.
Se trata de pacientes que se resisten a ser tratados, debido a que se consideran enfermos físicos y no mentales. Son gente a la que se debe tratar con empatía y dar credibilidad, pues perciben sus síntomas como reales.