A la fecha, el 9.3 por ciento de la población mundial padece diabetes
La diabetes es un padecimiento crónico que para México significa un importante gasto público. Las estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dicen que en 2020, el 14 por ciento de los fallecimientos se debieron a la diabetes. De acuerdo a la Secretaría de Salud, “es una enfermedad crónica caracterizada por mantener elevados los niveles de azúcar (glucosa) en sangre, esto, asociado a la deficiencia de insulina, afecta al corazón, ojos, riñones y sistema nervioso”.
Si bien trata de una enfermedad que no respeta ninguna particularidad, hasta ahora ha sido más común encontrarla en personas mayores de 40 años. Sin embargo, las actuales condiciones de vida han hecho que personas cada vez más jóvenes se vean afectados por ella.
Tipos de diabetes
Existen varios tipos de diabetes, que se diferencian por la manera en que se adquieren. La diabetes gestacional, por nombrar a la primera, es aquella que aparece en una mujer embarazada, que a su vez no la haya padecido antes. Hay ocasiones en que, al ser que el páncreas no produce la insulina suficiente, puede llegar a complicar el embarazo.
También existe la diabetes tipo 1. Se suele ver más en la juventud (de ahí que antes haya sido conocida en ciertas regiones como diabetes juvenil), y se debe también a que el páncreas no produce la insulina suficiente. No se trata de un padecimiento común, puesto que apenas entre el cinco o el 10 por ciento de la población con diabetes la tienen por esta causa, de acuerdo al Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades.
Pero hay otro tipo más: la 2. Ésta puede generarse en personas que tienen malos hábitos de vida, por lo que se puede prevenir si se cambian varios factores en el estilo en que se pasan los días.
¿Qué es la diabetes tipo 2?
La Secretaría de Salud estima que es el tipo de diabetes más común, y “sucede cuando el cuerpo es incapaz de producir insulina y se acumula la glucosa en la sangre”. Suele presentarse en muchas ocasiones personas que tienen obesidad o hipertensión, lo cual es otra razón para evitar que el estado de salud se deteriore y llegue a esos niveles.
En todos los tipos de diabetes existen varios síntomas que son indicio para que el paciente vaya con un profesional a conocer su estado físico: sed constante, ir de manera inusual a orinar, incluso pérdida de peso sin razones aparentes, como llevar una mejor alimentación o hacer ejercicio. También puede ser una señal de alarma la disfunción eréctil, la visión borrosa o el entumecimiento de pies o brazos.
Sin embargo, con la diabetes tipo 2 es posible que los síntomas no aparezcan durante años, y que cuando se manifiesten el estado de salud esté ya avanzado. De ahí que la recomendación sea hacerse exámenes de sangre cada cierto tiempo para conocer si se padece o no.
¿Qué se puede modificar?
Hay varios factores de riesgo que están en el control de cada paciente, lo que los puede ayudar a disminuir las posibilidades de padecer alguna enfermedad. No es diferente con la diabetes. Ésta, al encontrarse vinculada al sobrepeso y la obesidad, puede reducir sus posibilidades de padecerse controlado especialmente la alimentación y la actividad física. Una dieta balanceada, reducida en azúcares, y un ejercicio constante pueden ser la diferencia al momento de adquirir la enfermedad.
La recomendación es ir con un especialista en nutrición, para que cubra todas las necesidades alimentarias que tenga el paciente, sin que haya deficiencias o esté descompensado.
De igual manera, el ejercicio deberá adaptarse a las necesidades de cada persona, e ir aumentando de manera paulatina conforme se gane fuerza y resistencia, en especial si se ha estado alejado, por periodos muy largos, de la actividad física.
¿Qué no se puede modificar?
Los genes son legados por los padres, y si éstos han padecido enfermedades como la diabetes, hay probabilidades no menores a que el hijo adquiera en algún momento, en especial cuando es adulto, la enfermedad.
Según la Secretaría de Salud, si uno de los padres tiene diabetes, el riesgo del hijo a desarrollarla es del 40 por ciento. Si ambos la padecen, el riesgo es de 70 por ciento.
Aunque estos factores no se pueden modificar, atender los primeros aumentan las posibilidades de mantenerse sano.
