Amor propio, base de la salud mental
El estilo de vida actual sumado a otros factores impulsa el deterioro de la salud mental. A menudo se olvida que la primera relación a cuidar y fortalecer es la propia.
En el marco del día de la salud mental, El Siglo de Torreón charló con Aída Sánchez Varela, especialista en terapia individual y de pareja.
Punto de partida
El amor propio y la autoestima forman parte de los cimientos para construir la salud mental. La Universidad del Rosario define a la primera como la aceptación de los sentimientos hacia el físico, personalidad, carácter, actitudes y comportamientos.
Aída mencionó que se trata del “autoconocimiento y aceptación que una persona posee para poder enfrentar las adversidades así como actuar según sus limitaciones, debilidades y su capacidad de seguir desarrollando su ser”. Narró también que “a partir de la valía, que se fue integrando a través del desarrollo, el individuo logra obtener los recursos para llegar al amor propio”. La autoestima y el amor propio no son conceptos ajenos el uno del otro. Mientras que la primera se refiere a la autopercepción de la persona, el segundo engloba a las acciones que toma para sentirse cuidada, valorada y escuchada por sí misma.
De acuerdo con la profesional, la relación de ambos términos es la siguiente, “la autopercepción de cada persona definirá el amor que se brinde a sí misma, las acciones que toma para sentirse cuidada, valorada y escuchada por sí misma”.
Cimientos desde la infancia
La valía es la cualidad de la persona que merece consideración o aprecio por sus características, pero ¿quién nos la otorga?
La infancia no es un mundo aparte del de los adultos. Desde pequeños, la valía a través de los cuidadores, la familia y la sociedad nos permite reconocernos. Si no se identifica la valía, la capacidad y las propias limitaciones, entonces no se podrá llegar al autocuidado, que además, juega un papel fundamental en la toma de decisiones.
Tal es su influencia que carecer de ella puede ser determinante para una vida insatisfecha. “La persona puede construir una percepción a través del desarrollo donde cree que es lo que le toca vivir como si fuera parte del destino, no sabiendo que gracias al amor propio, la valía, el autocuidado y el autoconocimiento puede tener otra historia” detalló la especialista.
Existen personas que nacen rodeados de condiciones insuficientes para que se logre el desarrollo de una buena autoestima, es aquí donde entra el personal de salud mental, la espiritualidad o incluso la simplicidad extraordinaria.
La profesional mencionó que el reconocimiento puede ayudar a rescatar la historia de alguien más. Basta con una mirada o sonrisa honesta, reconocer el trabajo de forma verbal, aplaudir los logros, entre muchas acciones más. “A través del reconocimiento se pueden rescatar historias que tienen la dicha de tener cosas que a veces por nuestra condición devaluamos”, comentó.
¿Te ves con tus ojos o con los que te vieron?
A medida que envejecemos, la valía y el reconocimiento deberían pasar a ser nuestros. Durante esta etapa aparece el término autoconcepto, es decir, la imagen que se ha creado sobre sí mismo, lo que incluye a las ideas a nivel consciente e inconsciente. Según Centre Sukha, el autoconcepto es la visión que tenemos de nosotros mismos y la autoestima añade el componente emocional y cómo nos valoramos.
Los seres humanos aprendemos a vernos como nos vieron de pequeños y no resolverlo se asocia con la falta de conciencia. A menudo, los cuestionamientos y la culpabilidad sobre la forma de actuar se deben a las experiencias tempranas donde nos hicieron crear un prejuicio o creencia sobre nosotros mismos.
Si actúas de una manera que previamente fue cuestionada o criticada, te verás con los mismos ojos. Si constantemente lo escuchaste de terceros se volverá un concepto arraigado a ti. Sin embargo, se trata de un autoconcepto construido a través de los ojos errados de otra persona. Por ejemplo, si piensas que eres una persona amargada e incapaz, ¿con qué ojos te ves que te hacen recordar que eres amargada e incapaz?
En un adecuado desarrollo, la persona será capaz de reconocerse sin el velo de las etiquetas puestas durante la infancia, pero si no es así, la cuestión es cómo comenzar a verme con mis propios ojos y no con los de los demás. Es aquí donde Aída recuerda el primer paso para la construcción del amor propio, el autoconocimiento. A partir de él y de permitirnos vulnerables se deriva la conciencia, tomándola como base, se construirá el autoconcepto desde un lugar sano.
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La felicidad es un factor fundamental tanto en salud mental como en salud física, pues ambas están íntimamente relacionadasDel interior al exterior
El amor propio influye en cada aspecto de la vida. “Si tú no tienes cuidado irás por el mundo buscando todo lo que te impida crecer. Un buen punto de partida es preguntar qué puedes dar, qué no te has dado y cómo te cuidas. Si yo no creo en mí, posiblemente no me voy a colocar en un trabajo que sé que puede ser mejor remunerado. Si no me amo, ¿cómo voy a darle calidad a mi pareja, a mis hijos, a mi persona?”, detalla.
Incluso, el desconocimiento puede incluir la incapacidad de nombrar a los sentimientos y a las emociones lo que se puede ver reflejado en adicciones. Sánchez Varela agrega que “si no me conozco, si no sé qué me tiene insatisfecha, si no trabajo por sentirme felíz, ¿cómo hago una vida? El amor propio nos va a decir qué tanto puedo dar y hasta qué punto”.
Esto último daría la pauta para el siguiente punto clave dentro del amor propio y la salud mental: los límites. Imagina a una persona altruista que le encanta ayudar, sin embargo, dentro de sus acciones descuida de sí misma. En el ayuda no mide tiempos y duerme mal, presta dinero y la deuda ahora es suya, da de comer y se queda sin alimento, entre otras acciones más. Conocer los propios límites fortalecerá el autocuidado.
En este orden, se une el término de autoimagen que es la representación mental o imagen que se obtiene de sí mismo. El Instituto Europeo de Psicología Positiva refiere que se forma por los detalles objetivos y los elementos internos, subjetivos aprendidos a través de la experiencia. También se forma desde la infancia y con los años se puede generar una autoimagen ajustada y sana o, por el contrario, negativa y distorsionada. No sólo abarca características físicas.
La autoconfianza también va de la mano. Se define como la creencia que las personas tienen para completar con éxito una tarea o elegir la mejor opción cuando surge a un problema. Ayuda a confiar y a creer en sus talentos, a adquirir nuevas habilidades y conocimientos y a crecer a través de la experiencia.
Al haber afianzado los términos anteriores, se da lugar a la autoaceptación. Aceptarse no es resignarse, si no más bien resignificar a partir de la propia visión, por ello es una definición propia. La psicoterapeuta mencionó que debe permanecer la idea de que “lo más importante dentro del amor propio y mi identidad es lo que yo pienso de mí”.
¿Por qué es complicado?
Aída indica que “cuando yo decido quién ser, a veces puedo escuchar más al otro que a mí mismo” Además, “el amor propio puede ser perturbador. Ir a terapia, por ejemplo, y escuchar quién es uno mismo, qué duele, qué le volvió vulnerable, no es fácil. Es complicado llegar al amor propio, es bastante satisfactorio pero tiene sus propias adversidades”.
Es un camino en solitario, nadie más lo hará por ti. Añadió que la soledad puede costar derivado de la incapacidad de estar con uno mismo, por ello se deposita en los otros. “Si tú no logras satisfacer a ti mismo tu aburrimiento, identificar qué te hace feliz, si no puedes decidir qué comer, cómo vestirte, qué te gusta o tus colores favoritos, buscarás al mundo para que te dirija. La soledad es difícil porque te indica que existas dentro de ti y nos acompaña para poder escucharnos”.
Aída resaltó que el amor propio invita a ser una persona plena y el cambio tiene que empezar por sí mismo con benevolencia, amabilidad y conciencia donde no se exija ser perfecto. Además, se debe tener en cuenta que no es un camino lineal. No hay bueno ni hay malo, ni es perfecto o imperfecto, es precisamente vida, experiencia y ser.
La especialista concluyó con un mensaje para los lectores:
“Busquen amarse y conocerse porque a pesar de que la manera en la que nos amamos puede ser natural, puede ser más aprendido que algo decidido. Te invito a que te busques y cuestiones si estás siendo pleno en cómo te amas, si te gusta cómo te tratas o incluso si te sientes feliz, la satisfacción de tu mundo está en tus manos”.