Se estima que cada año mueren cerca de 800 mil personas en el munco a causa de la cirrosis hepática
La Clínica Universidad de Navarra señala que la cirrosis hepática es la consecuencia final de muchas enfermedades crónicas. En México, aproximadamente el 50 por ciento de las muertes causadas por la cirrosis hepática se relacionan con el consumo de alcohol, lo que genera un problema de salud pública.
Se define como la alteración crónica e irreversible que lleva a la pérdida de la arquitectura normal del hígado y una disminución progresiva de sus funciones. Es consecuencia de un gran número de padecimientos inflamatorios crónicos que afectan al hígado según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Es la cuarta causa de mortalidad a nivel nacional y puede originarse por el consumo de alcohol de manera crónica (cirrosis etílica o alcohólica), hepatitis virales o enfermedad por hígado graso no alcohólico.
De acuerdo con un estudio realizado en el Hospital Civil de Guadalajara, la principal causa de la cirrosis hepática fue el consumo de alcohol para el 95 por ciento de los hombres, mientras que para las mujeres fue de 38 por ciento.
Hepatitis alcohólica, precursora de la cirrosis
La hepatitis alcohólica (HA) es una enfermedad de fase previa a la cirrosis hepática y es una condición frecuente en los mexicanos. Se trata de un problema de salud pública debido al impacto en la mortalidad de nivel elevado y altos costos para el sistema de salud, esto de acuerdo con el Consenso Mexicano de hepatitis alcohólica. Además afecta a la población en edad productiva.
La cantidad y duración del consumo de alcohol representan los factores de riesgo más importantes implicados en hepatitis alcohólica, sin embargo, también se consideran los factores genéticos.
Prevenir para combatir
Según el portal Mayo Clinic, se deben tomar en cuenta las siguientes indicaciones para reducir el riesgo de padecer cirrosis:
- Reducir el consumo del alcohol: si padece de alguna enfermedad hepática no debe consumir alcohol.
- Alimentación saludable: procurar añadir frutas, verduras, granos, cereales integrales y fuentes magras de proteína al plan alimenticio. Complementar con buenos hábitos para la salud.
- Mantener peso saludable: para un mejor control se debe acudir a un médico especialista en nutrición para la elaboración de un plan alimenticio personalizado.
- Reducir el riesgo de hepatitis: compartir agujas y tener relaciones sexuales sin protección son factores de riesgo para contraer la enfermedad.
