Mitos y verdades sobre el reflujo en niños y bebés
Existen situaciones en las que los padres no identifican los problemas mínimos en los niños tanto físicos, psicológicos o en las enfermedades. Esto sucede desde que son pequeños hasta cuando crecen y ya pueden comunicar sus malestares. La mayoría de estos problemas se da cuando los niños no reconocen como una enfermedad alguna molesta que tienen. Por eso no es común que le comenten a sus padres lo que están sintiendo. O en caso de los bebés, tienen sus propios métodos para comunicar que sienten un malestar.
Uno de estos problemas, y que forma parte de los más comunes en los bebés y niños es el reflujo. Aunque existen distintos tipos de reflujo, el que se habla es del reflujo gastroesofágico.
La causa por la cual se desarrolla este reflujo infantil es por el anillo de músculos entre el esófago y el estómago, o esfínter esofágico inferior, que no ha madurado por completo. Esto hace que el contenido del estómago vuelva a subir al esófago. Con el tiempo, el esfínter esofágico inferior suele madurar, y esto evita los problemas. Se abre cuando el bebé traga y permanece bien cerrado en otros momentos, y mantiene el contenido del estómago donde debe estar.
Esta situación es muy frecuente en bebés sanos y pasa varias veces al día. Sí el bebé está sano, feliz y crece bien, el reflujo no debe ser causa de preocupación, ya que no afecta después de los 18 meses de nacido, porque se vuelve menos frecuente a medida que se va dando el crecimiento del infante.
Sin embargo, existen casos en los que los padres tienen a sus bebés con reflujo han notado diferentes síntomas. Se da entonces que no pocos deciden actuar por su propia cuenta, sin consultar a un especialista. Es por lo que, en entrevista con Jesús Rivera, especialista en pediatría en La Laguna, el experto ha dado luz sobre los mitos de este padecimiento para +SALUD, y además de dar a conocer lo que en realidad deben saber los padres cuando su bebé tiene reflujo, sobre lo que deben y lo que no deben hacer.
Mito uno: Mucho reflujo es un problema
Este es término erróneo, ya que en realidad no es motivo del que se deba preocupar porque es un proceso común que el bebé debe llevar. Lo cierto, sin embargo, es que se presenta normalmente por un periodo corto de tiempo. Se le llama “regurgitador feliz” si es el caso de que se llega a tener el reflujo durante los tiempos estimados.
Mito dos: El reflujo es parte del desarrollo
Generalmente, el reflujo provoca que el pequeño regurgite la comida con frecuencia, y esto es porque el esófago que esta conectado con el estómago tiene que madurar y desarrollarse. Cuando funcione correctamente, hará que la comida se mantenga en el lugar que corresponde. Así que en realidad no es parte del desarrollo del niño sino es una situación por la que se tiene que pasar. Esto significa que con los cuidados adecuados, y la supervisión de un profesional de la pediatría, no debe ser motivo de preocupación.
Mito tres: Provocar el eructo evita el reflujo
El aire siempre va a tender a buscar una salida. Por ello se les recomienda a las madres que, al terminar de alimentar a sus bebés, deben acomodarlos o sentarlos de manera vertical y cómoda para que el aire que tenga dentro salga por sí solo, sin estímulos externos. Aunque no siempre sucede que cuando el bebé se alimenta el aire entra a su estómago, por lo cual las madres se han dado cuenta que al momento de hacerlo eructar, el bebé no lo hace. Esto se da porque en realidad no entró aire y su alimentación ha sido correcta.
Mito cuatro: Debo acostar a mi bebé boca abajo para que pueda dormir
Esto es algo completamente falso porque, en principio, el bebé no debe dormir en esa posición ya que corre un riesgo de broncoaspiración. Se recomienda a los padres que deben acostar al bebé boca arriba para que por sí solo pueda encontrar la comodidad que necesita. Ya en esa posición, no habrá obstrucción para que regurgite.
Mito cinco: Es malo usar una mamila incorrecta
Esto es una realidad en que no debe usarse una mamila que no es adecuada para el momento del desarrollo del bebé. Esto puede aumentar el riesgo de aerofagia, ya que puede ingerir más aire, lo que a su vez puede provocar el vómito.
Mito seis: Demasiado reflujo afecta a la nutrición
Cuando un bebé regurgita más de lo normal significa que tiene demasiado reflujo, que hace que regrese más del 30 por ciento de lo que come. Esto provoca que el bebé no tenga el peso adecuado para su edad, además que sin el alimento no tendrá los nutrientes que necesita para su crecimiento. Se recomienda que en este caso es indispensable atender la situación con un especialista.
Hay ocasiones en las cuales el término regurgitar y el reflujo se llegan a confundir o que dependen una de la otra. Por eso hay que reconocer que no todo aquel que regurgita tiene reflujo y no todo aquel que no regurgita no tiene reflujo.
Lo que se conoce como reflujo es una serie de signos y síntomas que dan como resultado problemas como esofagitis o problemas respiratorios. Algunos de los síntomas que puedes identificar son no aumentar de peso, no querer comer, la falta de energía, la dificultad para respirar o la aparición de tos constante, regurgitar líquido verde o amarillo, entre otros.
Además, se puede identificar desde incluso antes con conocer factores de riesgo que aumentan las posibilidades de que el niño tenga una enfermedad de reflujo más alta como el nacimiento prematuro, enfermedades pulmonares, cirugía previa del esófago o alguna afectación en el sistema nervioso.
El reflujo infantil desaparece por sí solo, pero aun así no hay que dudar de llevar al niño a un pediatra especializado para un chequeo general y conocer lo que los padres deben saber sobre estas enfermedades.