La pérdida del gusto puede llevar a la depresión
Aunque poco común, la pérdida del gusto implica más allá de no ser capaz de percibir los sabores de los alimentos, puede tener distintas repercusiones que afectan gravemente a la salud.
¿Cómo funciona el gusto?
El sentido del gusto cobra un papel relevante desde que la comida ingresa por la boca hasta que pasa por la garganta. En un primer momento, se liberan pequeñas moléculas que estimulan las células gustativas distribuidas en la lengua, el paladar y el revestimiento de la garganta. Éstas responden a diferentes sabores y envían mensajes al cerebro.
En suma, existen terminaciones nerviosas que ayudan a identificar la frescura, el picante, el calor, el frío y la textura del alimento. A dichos mecanismos se les une el sentido del olfato, que, en conjunto, ayudan a producir la percepción del sabor.
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Estudios recientes han identificado un nuevo posible indicador.El Instituto Nacional de Investigación Dental y Craneofacial (NIH) destaca que el sentido del gusto genera un gran impacto en la vida, además de poseer un papel relevante en la nutrición. Permite identificar los sabores de alimentos y bebidas, detectar alimentos en mal estado, estimular el deseo de comer y reconocer sustancias químicas.
Causas
Los problemas del gusto pueden ser ocasionados por cualquier factor que interrumpa la transferencia de sensaciones de sabor al cerebro. Algunas de las causas se enlistan a continuación, según datos del NIH:
- Infecciones respiratorias y del oído medio.
- Radioterapia para cáncer de cabeza o cuello.
- Exposición a insecticidas, ciertos antibióticos y antihistamínicos comunes.
- Mala higiene bucal y problemas dentales.
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Protege tu cerebro y tu salud.¿Qué pasa si se pierde?
Es posible que lo que en realidad se pierda sea el olfato y no el gusto, debido a la relación de sus mecanismos.
Los también llamados trastornos del gusto, son alteraciones de la vía gustativa asociadas a la modificación significativa de la calidad de vida. El artículo Trastornos del gusto: actualización y aproximación clínica puntualiza que puede causar pérdida de apetito y malnutrición.
En caso de perderlo, es posible que se alteren los hábitos alimenticios, tales como agregar azúcar o sal en grandes cantidades, lo que puede agravar o dar lugar a padecimientos como presión arterial alta o diabetes. Algunas personas pueden disminuir la ingesta de alimentos causando pérdida de peso y viceversa. En casos graves puede llevar a la depresión.
Cualquier anomalía del gusto debe consultarse con el otorrinolarringólogo, con el fin de determinar la gravedad del trastorno y otorgar un tratamiento adecuado en caso de requerirlo.
