El temor hacia los gatos, y al peligro que representa ese parásito unicelular para las mujeres embarazadas es sólo un mito.
Durante mucho tiempo al gato se le ha satanizado como agente transmisor de la toxoplasmosis, enfermedad causante de abortos y afectaciones en tejidos oculares y cerebrales, tanto en recién nacidos como en adultos, sin embargo, los felinos no son la principal causa de ese mal.
De acuerdo con el académico de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Luis Fernando de Juan Guzmán, al menos el 90 por ciento del contagio de ese mal se debe al consumo de carne mal cocida o infectada de animales como borregos, vacas o cabras, destinados al consumo humano.
Explicó que durante el proceso de alimentación de los animales, éstos pueden infectarse cuando ingieren los ooquistes, (huevecillos infecciosos), mismos que se replican en su organismo y se impregnan en la masa muscular del animal.
El especialista precisó que no obstante que los gatos excretan los ooquistes, para que haya un contagio de toxoplasmosis una persona tendría que ingerir el excremento del animal e incluso para que las heces fueran nocivas, éstas tendrían que estar en ciertas condiciones de humedad y temperatura durante un tiempo mínimo.
El temor hacia los gatos, y al peligro que representa ese parásito unicelular para las mujeres embarazadas es sólo un mito, que surge porque una de las consecuencias de padecer toxoplasmosis es el riesgo de aborto, o de problemas en los recién nacidos, pues el parásito tiene afinidad por los tejidos de rápido crecimiento, como el feto, indicó la UNAM en comunicado.
Pero no sólo los nonatos son objetivo, pues también provoca daños similares en el adulto, incluso los trastornos pueden ser en vísceras o en el tejido muscular. No obstante, si las personas cuidan adecuadamente a sus mascotas, la posibilidad se reduce en gran medida, subrayó el especialista en pequeñas especies.
Las mascotas, una responsabilidad
Los dueños de animales de compañía deben ser responsables y llevarlos al menos cada seis meses al veterinario, y tener cuidado cuando salen a la calle, de lo contrario, el contacto con sus congéneres o el consumo de comida y agua contaminada sí podrían enfermarlos y ellos, a su vez, a sus dueños.
El veterinario también explicó que el pelo de perros y gatos no es dañino, menos si está limpio, sin embargo, quienes padecen asma sí podrían tener complicaciones pero no por el pelaje sino por la descamación de la piel.
La clave, dijo, está en evitar cualquier riesgo asesorándose adecuadamente en la atención de las mascotas.
De Juan Guzmán hizo un llamado para arraigar una cultura diferente que inculque entre la comunidad el respeto y cuidado por la vida animal así como fomentar la esterilización, para evitar la reproducción indiscriminada.