FOMO, el miedo a quedarse fuera | ¿Cómo identificarlo?
Las tendencias, que son impulsadas por la publicidad o de manera orgánica a través de las redes sociales, llevan a que haya personas que no quieran sentirse ajenas a ellas, al grado de causarles un gran malestar. Esta sensación de “miedo a quedarse fuera” de una experiencia que se considera positiva es conocida principalmente por sus siglas en inglés, FOMO (Fear of Missing out), y de no estar consciente puede llevar a tomar malas decisiones.
Para ahondar al respecto, la psicóloga Victoria Soto ahonda en este fenómeno, sus causas y otorga algunas herramientas que pueden llevar a sentirse mejor con uno mismo.
Hoy más que nunca
La especialista considera que el FOMO se ha vuelto más común a partir de la llegada de las redes sociales y su amplia accesibilidad a través de cualquier dispositivo.
“Podemos determinarlo como un miedo, incluso una ansiedad, de no estar al pendiente o no ser partícipe de una experiencia que otros sí viven, y que consideramos que puede ser significativa”, dice.
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La navidad es una de las fechas más esperadas del año por muchos, porque se respira completamente otro aire de amabilidad, cariño y buenos deseos.Al ser un fenómeno que se provoca en parte por las redes, ve que los afectados suelen ser jóvenes adultos y adolescentes.
“Por ejemplo, se puede sentir ansiedad al ver fotos de una fiesta a la que se faltó, por un evento que habrá en la ciudad, revisar de manera constante el teléfono para ver si llega un mensaje importante. Se da más que nada con estas situaciones, y puede ocurrir en personas que usan mucho las redes sociales, personas con ansiedad, que sienten mucha inseguridad, por lo que sientan este miedo de ser excluidos o que crean que su vida no es emocionante”.
Cómo aparece
Aunque las sensaciones pueden variar de una persona a otra, Soto considera que el FOMO puede manifestarse como una sensación constante de miedo, ansiedad o estrés, al no formar parte de esa experiencia. También puede ser una insatisfacción al momento de compararse con otros, incluso con personas que no tienen ninguna relación con la vida del afectado.
Un ejemplo que da la especialista es cuando se ve en redes a jóvenes que llevan un estilo de vida que no se puede permitir, con bienes que no son de fácil acceso, y sentir tristeza por no vivir de esa manera. Pero también se da en círculos cercanos, en el que puede existir una presión social.
“Esto hace que la persona adopte ciertas actitudes y creencias con tal de ser aceptado. Lo podemos ve con nuestro grupo de amigos, con la familia, con los compañeros de trabajo. Va a este deseo de aceptación, en el que todos pasamos por esa etapa en que pertenecemos a un lugar, y solemos ceder a esta presión porque nos da miedo ser excluidos o rechazados”.
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Descubre dónde comenzar.Consecuencias
Algunas se pueden detectar de manera sencilla, o haciendo una pequeña reflexión sobre los hábitos que se están adquiriendo, que van en contra del bienestar propio, los valores o a que las decisiones sean precipitadas.
“Este interés a pertenecer nos puede llevar al consumismo, incluso a poner en riesgo la salud por ingerir sustancias como alcohol o drogas. Va de la mano de la presión social, que son de muchos tipos, que puede ser directa, en la que alguien nos dice cómo debemos actuar, o indirecta, como la publicidad, que nos dice que si no tenemos algo no pertenecemos a cierto lugar”, dice, pues esto terminará en desgastar la salud mental o la física.
El FOMO no necesariamente tiene que llevar a malos desenlaces. La psicóloga ve casos en los que puede ser una motivación para estar mejor con uno mismo, aunque no se suelen ver tanto.
“Pensemos en que somos unas personas sedentarias y, por alguna razón, comenzamos a juntarnos con personas que son más activas físicamente. Es posible que se nos pegue algo relacionado a la cultura del ejercicio o a la buena alimentación”.
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Una bebida tradicional con beneficios para la salud.La atención
Cuando se cae en el estrés provocado por el FOMO, se puede asistir con un especialista en psicología. Victoria Soto considera, sin demeritar otros enfoques, que una terapia cognitivo conductual es útil por cambiar la manera de pensar y actuar, además de desarrollar habilidades para fortalecer el autoestima y el pensamiento.
También existe la posibilidad de acceder a grupos de apoyo, para expresar lo que se siente, moderar el uso de redes sociales y, si hay un daño en el sistema nervioso, acudir con psiquiatra para evitar pasar por malos momentos.